Un paseo por la ciudad.

El 2 de junio de 1975, más de 100 trabajadoras sexuales ocuparon una iglesia en Lyon (Francia) para resistir el acoso policial en sus calles, los lugares donde trabajaban y para protestar contra su marginación. Desde entonces, este día ha sido un símbolo de resistencia.

Seguimos luchando contra la estigmatización y el doble rasero, las políticas represivas sobre la migración y las consecuencias negativas que esto tiene para les trabajadores sexuales. Todavía hay más obligaciones que derechos. Ser migrante también lo cambia todo, porque la política migratoria austriaca, restrictiva y racista, promueve condiciones laborales de explotación.

¡Es hora de escuchar a les trabajadores sexuales! Exigimos la despenalización total del trabajo sexual. Exigimos el fin de las deportaciones y el acoso xenófobo y racista. Abogamos por la plena autonomía corporal y la libertad de elección en nuestras propias vidas, en lugar de solo una lucha diaria por la supervivencia. ¡Exigimos una comunidad de solidaridad y lucha común!

En 2020 exigimos bajo el impacto de la pandemia. Pedimos la igualdad como otros oficios, es decir, la apertura de burdeles y el permiso de la prostitución para finalmente poder volver a trabajar en un entorno seguro y generar nuestros propios ingresos.
¿Por qué les trabajadores sexuales y los operadores de burdeles deberían estar en peor situación que los artistas, restauradores, hoteleros, masajistas, etc.? ¿Por qué les trabajadores sexuales deberían ofrecer sus servicios sexuales en la oscuridad, solas, en situaciones peligrosas o dependientes?

Con este espíritu, nos reunimos en las calles de Linz el 2 de junio y visibilizamos la lucha con paraguas rojos mientras hablamos sobre el trabajo sexual, la migración y la crítica al capitalismo en puntos históricos de la ciudad.